Filipinas

Tras una noche larga y dos vuelos llegamos a la isla de Palawan. En un principio quería abarcar mucho de este país. Me faltaba mucho tiempo para todas las islas que quería pisar, todo lo quería ver,  pero… si no hemos tenido prisa en casi cuatro meses, por qué ahora?

La capital de esta isla es Puerto Princesa y nos recibe con un bonito cielo azul. Nos sorprende que a pesar de lo pequeña que es hay muchas multinacionales americanas tipo fast food. Ya nos dijo Gabi que aquí todo el mundo hablaba inglés, y muy bien… Leemos la historia del país y las colonizaciones sufridas… de la española y la posterior americana. De ahí el inglés. Ya casi nadie habla español, aunque algunas palabras se quedaron.

Paseamos y nos hacemos con el lugar en nuestra moto… siempre los tres.  El paisaje vuelve a llenarse de palmeras. 

La visita a Honda Bay… excursión organizada: gran error por nuestra parte. Estos saraos no nos gustan y de repente nos vemos en uno de ellos. A pesar de todo, intentamos disfrutar y lo hacemos. Nos llevan a Starfish island y somos de los únicos afortunados que vemos dos estrellas que le dan el nombre a la isla. Visitamos en total tres islas, primeros baños en agua  transparente y caliente, arena blanca, palmeras y mucha crema protectora.

Hay prisión aquí, en la que los presos trabajan. Y a pesar de encontrarse privados de libertad por sur condenas, ven el cielo azul y el verde de alrededor.  Trabajan en los campos de la prisión y de arroz y los cultivos son los que llegan a las cocinas. Sitio curioso que decidimos visitar. Tras un largo paseo en moto muy disfrutado, en la puerta nos piden sólo el nombre, lo cual nos llama la atención, ya que en los supermercados de Puerto Princesa te registran. Los presos, divididos en tres módulos, según el nivel de seguridad por el delito cometido. 

Nuestro primer acercamiento es a primer grado. Allí acaban de llegar los presos de trabajar del campo… andando, “libres”. Todos quieren hablar con nosotros, preguntarnos, vendernos pulseras o que les compremos pan.  El arroz lo tienen asegurado, pero la parte proteica la tienen que pagar… están bastante delgados. 

Nos alejamos para perdernos dentro de la prisión. Es un campo enorme. No se ve donde acaba.  Iglesia, colegio, casa de los que trabajan aquí y  alguna tienda. También vemos casas de familias de presos. Cuando tienen condenas largas  permiten que la familia se haga una casa y viva aquí. El preso vive con su familia.

La playa al otro lado de la isla. Recorremos la carretera hacia una playa en el lado este de Palawan. A pesar de estar nublado, brilla!

Tras varios días en Puerto Princesa y adaptándonos al nuevo país, ponemos rumbo a Port Barton en una van junto a 7 personas más. Aquí a los conductores les gusta correr. Demasiado. Lo había leído. Pero hasta que no lo experimentas no lo sufres. Tras cinco horas, llegamos…

Port Barton fue un sueño,  solo pensar en ese lugar… me brillan los ojos y mi sonrisa me recuerda esa felicidad absoluta… Y es que aquí hemos  disfrutado de esas islas paradisiacas buceando con tortugas, de los jardines de coral de mil formas y colores,  Alex descubriendo a Nemo, estrellas gigantes… nudibranquios, ctenóforos, pequeños crustáceos sacando piedras de sus cuevas… y Bailo… todo impresionante! Baños interminables junto a otros regalos que nos dio Port Barton … Ubay y María (los canarios) y  Melisa y Gabriele… compañeros de viaje. 

Este es un pequeño pueblo de calles sin asfaltar, niños jugando en la orilla de la playa, aguas transparentes. Con turistas, con cortes de luz, mucha tranquilidad y más palmeras. 

La familia Nemo que Alex encontró buceando y las cámaras de @ubaymendez capturaron.

Cuesta arrancar de un lugar así. Llegamos a El Nido y nos volvemos a encontrar con Ubay y María. Con ellos volveremos a compartir algunas cenas y su último día de playa en Duli beach. 

Los días pasan. Se van agotando… sentimos la tristeza. El fin del “viaje” está cerca,  de esta experiencia… y otro país que nos ha cautivado, sus paisajes, su gente…. Con un nudo en la garganta y los ojos llenos de lágrimas disfrutamos de los últimos paseos en moto.

La llegada de Mario, sorpresa para Alex, nos hace olvidarnos de ese sentimiento de tristeza. Estos últimos días los compartiremos y disfrutaremos juntos. Gracias Mario por este paseo, por recorrerte un país y acompañarnos estos días, por llenarte de arena por nosotros.

Los tres últimos días disfrutamos… playa, buceo, islas, arena blanca y muchas palmeras, como nos gusta… A Filipinas volveremos, lo sé! Dejamos el tiburón ballena pendiente, y muchas islas… Siargao… la isla de las palmeras.

Va a ser difícil despedirse de todo, de Filipinas …de este viaje… nos ha hecho sentir tantas cosas… juntos… nos ha cambiado para siempre.

Aún no ha terminado y tengo la cabeza llena… de sueños… de viajes… esto no acaba aquí. Solo acaba de empezar.

Ahora, aquí, cierro los ojos y recuerdo… sonrío… Mientras, el sol calienta mi cuerpo,  el mismo sol que hace pocos días quemaba mi piel.