Reino Jemer

Camboya… La primera que vinimos  estaba embarazada de dos meses. Ahora Alex tiene ocho años y estamos aquí por él, porque ésto no se lo puede perder.

Nos instalamos en un pequeño apartamento en un barrio camboyano, fuera del centro pero cerca. La bici que nos prestan en nuestro nuevo hogar será el principal medio de transporte aquí.

La arena roja invade las calles,  hace bastante calor. Casi nadie habla inglés, difícil la comunicación con el pueblo. La comida típica a base de sopas calientes con carne no nos atrae, pero siempre encontramos algún arroz con verduras… el arroz que no falte! Obviamente, los insectos tampoco nos apetecen…

Por las mañanas hacemos excursiones y visitas… los fines de semana intentamos echar todo el día fuera, en sitios más alejados. En un día de estos hemos llegado a un pueblo rodeado de verde con casas típicas de madera. Es el pueblo de nuestro conductor de tuktuk, que nos enseña orgulloso y a nosotros nos encanta. Nos lleva a su casa, a la de su hermano, nos presenta a su hijos, sobrinos y todos salen a nuestro encuentro. Poco que contarnos porque no nos entendemos… pero no hace falta, nosotros disfrutamos.

Aquí la gente es bastante pobre, de los más pobres de Asia, pero la ciudad es cara. Aprovechan que los turistas vendrán una vez en la vida y no volverán más… pero es nuestra segunda vez, con nosotros se equivocaron. Además, no sólo estaremos de paso para ver Angkor, sino que permaneceremos durante veintiún días aquí.

Hace tiempo, Alex contactó con Forza Academy, una escuela de fútbol para niños, «fútbol para los niños». Alex entrena con ellos dos días a la semana durante toda nuestra estancia. También aprovechamos que hay muchos expatriados ayudando a la población para contactar con Luca, un chico francés, para que sumerja a Alex en este idioma. Los días pasan con excursiones, clases, trabajo, futbol y baños en la piscina para soportar este calor.

El pelado camboyano… entras en la peluquería, eliges la cara de un jugador de fútbol y su correspondiente pelado y listo. Menos mal que entendieron que queríamos otra cosa.

La excursión a la perfección de Santey Srei, al río de los mil Lingam y a Beng Mealea ha sido increíble. El último es un templo que permanece como lo descubrieron, sin mover una sola piedra. Un lugar mágico… La luz, los verdes, las piedras y la naturaleza creciendo sin piedad ninguna.

Llaman a la puerta, Alex abre y se encuentra a Dani y Águeda. No reacciona mucho y se pregunta ¿cómo han venido? … Nuestros amigos se han lanzado al barro, sólo cinco días, para conocer ésto aprovechando que estábamos nosotros aquí . Recuerdo que me comentaron que pedirían vacaciones y que lo intentarían pero lo he sentido, porque ha sido real y nos ha encantado y nos hemos  emocionado al verlos… mil gracias chicos! Hemos compartido un día entero con ellos en los principales templos… cada templo tiene su magia, su belleza… es maravilloso, podríamos estar días y días viéndolos… Todos hemos disfrutado tanto.

Nuestra estancia en Camboya nos hace ponernos al día con la historia del país. El daño de los jemeres rojos no queda muy lejos. Nos llamó la atención que no se ve mucha gente mayor, tampoco disfrutamos de la sonrisa asiática a la que estábamos acostumbrados… Aún así ha sido un placer volver y ver Angkor, uno de los sitios más bonitos del mundo para nosotros. Es emocionante tanta belleza.

Dedicamos tres días entero pero alternos a la visitas de los templos, y podríamos tirarnos una vida entera aquí dentro.

Llega la hora de marcharse, salimos todos el mismo día. Primero nosotros, rumbo a Vietnam. Dani y Agueda regresarán a España.

Nuevo destino y primer país desconocido para nosotros en este viaje.  Vietnam allá vamos! Te tenemos muchas ganas!!!!!

Adiós Camboya, adiós Angkor.